Pasamos bastante tiempo puliendo nuestro CV, nuestro perfil de Linkedin, lo que transmitimos en las redes sociales, las entrevistas de trabajo, etc.
Ninguno de estos perfiles, por separado o en conjunto, cuenta nuestra verdadera historia. Algo falta.

Porque lo que realmente somos y ha forjado nuestro carácter, son también los reveses y los fracasos. Reconocer nuestros propios errores, luchas y dolores, es necesario para adquirir la inteligencia emocional necesaria para ser efectivos en el liderazgo.
En particular, la empatía por los demás, viene de admitir los errores propios. Hay bastantes personas que no saben hacer esto.
Ser ascendido puede ser un reconocimiento del talento y trabajo duro. Ser despedido o tener que empezar en un nuevo negocio por la circunstancia que sea. Representa una prueba para nuestro carácter, capacidad de adaptación y de recuperación.
Cuando la vida deja de ser fácil, tienes que profundizar para encontrar tu verdadero carácter.
La capacidad de superar los momentos duros es algo que la mayoría de los líderes tienen en común. Estas experiencias identifican el talento de adaptación a través de la adversidad, como la habilidad más importante de las personas que lo sufrieron.
Los momentos cruciales, nuestras encrucijadas, son exactamente los eventos y experiencias que no aparecen en nuestros perfiles de redes sociales, CV y otros instrumentos que utilizamos para presentarnos al resto del mundo.
Sin embargo, son las fuentes de la autocomprensión y la "forja" de nuestro carácter. Los fracasos nos ayudan y motivan para centrarnos en conseguir los objetivos. Nos enseñan a perseverar para superar los obstáculos en el camino.
Nuestra verdadera historia es la que de verdad importa, aunque siempre tratemos de esconderla.