Los grandes líderes invariablemente son oyentes atentos, por esto hay que hacer de esta práctica una prioridad.
Cada vez nos estamos comunicando más a través de teléfonos y ordenadores. En la era de las redes sociales, el impulso predeterminado es convertirse en "¡mírame!" En lugar de "háblame de ti". Muchas conversaciones parecen monólogos en serie, con una persona hablando mientras el otros simplemente esperan su turno para decir lo que quieren decir.
Escuchar puede ser particularmente desafiante para cualquier persona en una posición de gerencia o de liderazgo, dadas todas las presiones diarias a las que se enfrentan. Decenas de correos electrónicos no leídos se acumulan y los calendarios son un muro de reuniones consecutivas. Puede ser difícil estar presente en el momento que alguien nos habla.
Escuchar no es solo una habilidad para los altos ejecutivos, es esencial para un liderazgo efectivo por distintas razones. La principal es para navegar por las fuerzas disruptivas que afectan a cada empresa, los líderes se dan cuenta de que necesitan crear un equipo que brinde una diversidad de perspectivas y experiencias a los desafíos que a
se enfrenta su empresa o departamento. Hacer esto bien es solo el comienzo. Una vez que han reunido un equipo diverso, deben extraer opiniones con escucha intencional.
Los líderes deben recordar en las reuniones de equipo la frase: "¿Por qué estoy hablando?". Es un recordatorio para que los responsables dejen que otros compartan sus opiniones primero, también para ser brutalmente honestos con ellos mismos sobre sus motivos para hablar cuando intervienen. Antes de hablar hazte esta pregunta: ¿Estás tratando de presumir de tus conocimientos o tal vez demostrando tu autoridad?