La fatiga de la videoconferencia se ha convertido en el tema de moda en las empresas y con razón.
Reuniones virtuales (en Zoom, Google Meets, Teams y varias otras plataformas) con grupos grandes y pequeños, durante 10 horas al día, con pocos descansos, es agotador.
Es fácil ser crítico con el formato, pero muchas personas han tenido que hacer frente a esta situación rápidamente, por lo que se están experimentando aciertos y errores. Las conversaciones que podrían haber tenido lugar de manera informal en la oficina ahora deben programarse como reuniones, lo que genera una sobrecarga del calendario.
Algunas conversaciones son más productivas que otras. Luego están las que son directamente horribles: monólogos paralizantes durante los cuales nadie puede saber quién está escuchando y quién está planchando la ropa.
Como hemos visto en tantos otros ámbitos de la empresa, la pandemia de coronavirus está poniendo de relieve un problema que ya existía: las reuniones deben ser mejores.
Una forma de salir de esta situación ya sea que las reuniones en línea o cara a cara, es reconocer que todas las reuniones deben trabajarse activamente de manera previa.
Desde Yolk Consulting te recomendamos que antes de convocar una reunión respondas estas preguntas:
- ¿Para qué nos reunimos?
- ¿Quién es realmente necesario que esté?
- ¿Qué debemos conseguir en la reunión?
- ¿Quién debe preparar algo previamente y qué e lo que debe debe preparar?
Al trabajar de manera anticipada, ayudarás a los demás a pasar de ver las reuniones (virtuales o presenciales) como obstáculos a verlas como algo interesante que realmente ayuda en el trabajo.
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