La mayoría de los trabajadores creen que "mejores procesos" significa "más burocracia" y no es así. Los procesos son los que simplifican los trabajos y encaminan los proyectos. Además, evitan: duplicar esfuerzos, luchas para cumplir los plazos, tener soportar el enfado del cliente, etc.
No entiendo ¿por qué a la gente le encanta odiar el proceso, pero critica la desorganización? Seguramente esto se debe a que la mayoría de las personas asocian procesos con listas de verificación, formularios y normas.
No es sorprendente que los líderes que desean fomentar la innovación y la creatividad sean reacios a instituir controles y procedimientos.
En el fondo, los procesos efectivos no se tratan de agregar burocracia, sino de controlar el "flujo". Todos hemos oído hablar de la innovación detrás de las líneas de producción de Ford o del sistema de producción Toyota. Pues se trata de pasar de gestionar la eficiencia de los recursos de forma aislada a gestionar el flujo de valor generado por un sistema.
Donde haya una actividad que ocurra repetidamente en tu departamento o negocio, hay un flujo potencial. Como líder, tienes la opción de dejar ese flujo al azar o controlarlo y canalizarlo.
Piensa en un río. Si las orillas no son fuertes y definidas, el río se disipa en todo el campo y tendrá poca fuerza. Esto es como en el trabajo en el que los empleados reciben poca orientación.
Por el contrario, una empresa con procesos efectivos es como un río con orillas fuertes. La atención y la energía de las personas se canalizan donde tienen un mayor impacto.